Ruta en Moto por Mallorca con Quique Arenas

Quique Arenas, embajador de Ruralka On Road y director de la revista Motoviajeros, nos guía a través de Mallorca sobre su BMW 1250 GS equipada con neumáticos Continental, combinando seguridad y rendimiento en cada curva de esta joya mediterránea.

Alojándose en el hotel Son Sant Jordi, la experiencia se convierte en un recorrido único por una isla que enamora tanto por su asfalto como por su belleza natural. Combina la tranquilidad de un entorno rural con la elegancia de una casa mallorquina tradicional. Sus jardines, piscina y atención personalizada lo convierten en el lugar ideal para desconectar y disfrutar de la esencia de la isla.

Desde Pollença, el viaje comienza con dirección al Puerto de Sóller, a través de carreteras serpenteantes que ya dan una muestra del carácter motero de la isla. Este puerto natural, rodeado de montañas y abierto al mar, invita a un breve descanso para admirar las vistas. El sonido del motor resuena en armonía con el oleaje, mientras los neumáticos Continental se agarran firmemente a las curvas.

La carretera de la costa nos lleva al pintoresco Deyá, conocido por su herencia bohemia y sus espectaculares paisajes. Es el lugar perfecto para una pausa corta, recorriendo sus callejuelas empedradas y disfrutando de un café con vistas al mar.

El plato fuerte para cualquier motero: la legendaria carretera de La Calobra. Este tramo icónico, con su descenso vertiginoso lleno de curvas cerradas y paisajes impresionantes, es el sueño de cualquier apasionado de las dos ruedas.

Desde las curvas de La Calobra, nos dirigimos al tranquilo pueblo de Muro, en el corazón de Mallorca. Este rincón menos conocido ofrece carreteras más relajadas, ideales para disfrutar del paisaje y desconectar por un momento del ritmo frenético de la costa.

El broche de oro de la ruta es el Cabo de Formentor, la punta más septentrional de la isla. Con su espectacular faro y vistas infinitas al Mediterráneo, este lugar es un paraíso para fotógrafos y viajeros. Las carreteras que llevan al cabo están diseñadas para moteros, con subidas, bajadas y giros que desafían y encantan a partes iguales.

Quique Arenas