El País Vasco nos descubre un sin fin de paisajes impresionantes desde nuestra moto

Hay algo mágico en cualquier ruta en moto por el País Vasco que a pesar de sus barreras naturales siempre nos deja en el corazón ganas de volver. Si accedemos desde Vitoria, los puertos de Cruceta, Arlabán y Echegárate son sólo una antesala de un impresionante paisaje natural desde el interior hacia el litoral, firmemente engarzado a la montaña ante la furia del cantábrico. Con una orografía tan enrevesada, para conocer sus vistosas villas marineras hemos de optar por permanecer pegados al mar o lanzarnos por la veloz autopista. 

Nuestra moto nos empujará a la fantástica red de carreteras N-638,  GI- 636, N-634, BI-3438, BI-3239 por donde llegar en cuestión de minutos a cada uno de estos balcones al Cantábrico. Al igual que las condiciones de la ruta son muy variables, el clima de la Costa Vasca es igual de cambiante.  

El inicio de la ruta será en el Hotel Villa Soro una villa de finales del Siglo XIX transformado en un hotel familiar que apoya a los pequeños productores locales. La calidez, el cariño y el servicio personalizado son su seña de identidad y lo notarás desde el primer momento.

Tomando la carretera GI-636 nos plantamos en 30 minutos en Donostia – San Sebastián. La capital de Guipúzcoa se despliega abierta hacia su bahía de La Concha entre los montes Urgull e Igeldo, haciendo a esta distinguida villa una de las más bellas ciudades de España. En la zona vieja, sus animadas calles nos conducirán a la plaza porticada de la Constitución. Estamos en la Parte Vieja, donde despuntan el Teatro Victoria Eugenia, el Hotel María Cristina, ambos neoplaterescos, y la Catedral neogótica de El Buen Pastor. Aunque posiblemente nuestros ojos quieran fijarse antes en el despliegue de banderillas amontonadas en las tabernas. 

La gastronomía guipuzcoana es mundialmente conocida y si nos lo podemos permitir, reservar en el restaurante de Juan Mari Arzak resultará uno de los mejores recuerdos de las tierras vascas. En un instante hemos llegado a Zarautz, que hoy es un paraíso para los surfistas. Una hilera de edificios recientes separa su playa de casi dos kilómetros. Desde el alto de Santa Bárbara se disfruta de una preciosa vista hacia el mar. Sin perderlo de vista, ya aparece la inconfundible silueta del Ratón de Getaria, que en realidad es el monte de San Antón. Su estrecho tómbolo que simula su larga “cola” sirve de abrigo al puerto pesquero. A nuestro lado vemos las viñas de las que surte el Txacolí, este vino ácido que tan bien acompaña al pescado. 

Zumaia, la cuna del Pintor Zuloaga, está situada en un lugar privilegiado de la costa guipuzcoana, a orillas del mar y de la bahía donde confluyen los ríos Urola y Narrondo. Mutriku es otro precioso pueblo pesquero, con bonitos palacios y casas blasonadas. Desde la solitaria playa de Saturrarán, un breve paseo nos lleva hasta la de Ondarroa, famosa por su industria conservera que incluso da origen a su fiesta del día de la anchoa el segundo sábado de mayo. Lekeitio, tan señorial, merece la pena el paseo alrededor de su puerto. Con la excusa de visitar la iglesia de la Asunción –el mejor ejemplo de gótico vizcaíno–, ahora andaremos entre redes de pesca extendidas al aire para secarse y barcos de madera azotada por la sal. 

De camino hacia Ea –el pueblo más pequeño de esta costa– por la carretera BI-2238, haremos parada en la playa de salvaje de Ogella después de este rosario de pueblos marineros. La carretera se estrecha y toma altura hacia el cabo Machichaco, al final de la ladera del monte Sollube. La vista de Enlantxobe desde su cima es espectacular. Este balcón marinero permanece literalmente colgado en la fuerte pendiente que se extiende entre el cabo Orgoño y la playa de Laga. Una ladera tan empinada que los tejados del caserío aparentan una escalera extendida hacia el mar. El pueblo vive del botín de la pesca de bajura: el bonito, la sardina, la merluza… A partir de aquí la costa se dulcifica, dando tregua a nuestra moto, encantada de poder subir marchas, hacia Gernika, Laida, Kanala, Arteaga, con su castillo de cuento, y en su otra vertiente, Busturia y Sukarrieta. Las carreteras BI-2237 y BI-2238 discurren en paralelo al estuario de Urdaibai de la desembocadura del rio Oka, un paraíso de arenales y marismas propicio para la nidificación de aves, declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

Sin darnos cuenta hemos llegado a Mungía por la carretera BI- 2121, y no hay mejor manera de terminar el día que en la casa rural Errota Barri. Después de un día frenético por la costa vasca, encontramos la tranquilidad en este caserío rodeado bosques de eucaliptos, robles y castaños, con una decoración tradicional y en un ambiente familiar. Para terminar a lo grande la ruta no te vayas sin probar el vino “txacolí” acompañado de unos chipirones en su tinta o un buen rodaballo. ¡Un final de película! 

Consejos moteros para las rutas 

  • Durante todo el recorrido nos encontramos con varias estaciones de servicio con lo cual no tendremos problemas con repostar la moto.  
  • Cualquier recorrido por el País Vasco presenta muchos cruces y travesías. Recomendamos tomarse las rutas con tranquilidad. 
  • En muchas carreteras secundarias del País Vasco concurren un gran número de camiones de tamaño medio y furgonetas de reparto. ¡Precaución! 

Rutómetro

Itinerario

Donostia- San Sebastián – ZarautzGetariaZumaiaMutrikuOndárroaLekeitioElantxobeGernika-LumoMungía.

  • Ruta total: 285 Km 
  • Época recomendada: Todo el año.

Puntos de interés

  • Bahía de la Concha y Playa de Ondarreta, parte vieja de Donosti-San Sebastián,
  • Puerto de Ondárroa, ermita de San Juan de Gaztelugatxe, Torre Luzea en Zarautz, Casa de Juntas de Gernika, Museo Guggenheim en Bilbao, puertos pesqueros de Plentzia, Armintza, Elantxobe, Lekeitio y Getaria, Reserva de la Biosfera del Urdaibai.

Hoteles recomendados

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